miércoles, 17 de agosto de 2011

CRÉDITO Y SUBSIDIOS

AGROEMPRESA
Escribe el Ing. Eco. Juan José Vera del Carpio
(Director Técnico de la Asociación “Kausa”: verajuanjose@hotmail.com)

Hora de poner las cosas en orden
Nuevamente, el reclamo de los pequeños productores de algodón está remeciendo al sector. Tendremos que acostumbrarnos a soportar manifestaciones de este tipo, mientras no haya una solución de fondo para el agro pequeño y mediano. 

● Pero, ¿cuál es la solución?. Muy simple: aquella que permita a esos productores —debidamente asociados y capacitados— producir y comercializar rentablemente, para cubrir sus necesidades básicas y ahorrar para capitalizarse. 

● La pregunta es cómo hacerlo. Al respecto, las respuestas coinciden en señalar que las condiciones básicas son: un contexto político-económico que auspicie rentabilidad justa para la producción eficiente y un pequeño productor con nuevos atributos, como mejor educación, capacitación, organización, información, equipamiento tecnológico, mentalidad empresarial y capitalización sostenida. En ambos aspectos es determinante el papel del gobierno. 

● Pero como no todo puede darse al mismo tiempo, en el esfuerzo por acortar plazos el financiamiento puede servir como un eje en torno al cual se inserten progresivamente las ideas que permitan generar un pequeño productor promedio con nueva mentalidad y nueva actitud. 

● Todos sabemos que el crédito oportuno y suficiente resulta indispensable para lograr cultivos, crianzas y agroindustrias rentables; lo cual hoy no se da —incluso— por los casi nulos niveles de ahorro y capitalización en el campo; hecho que —a su vez— impide la incorporación de tecnologías apropiadas en el sector. 

● Claro está que lo razonable es dar crédito sólo a quienes están en capacidad de pagarlo. Por lo mismo, las unidades productivas deben tener tamaños manejables y una gestión eficiente, con capacidad para identificar mercados antes de producir y capacidad de negociación para comercializar. 

● Lamentablemente, éste no es el caso del pequeño productor agrario promedio, dueño de valiosos recursos naturales y potencialidades productivas, pero que —antes de emprender un nuevo proyecto— requiere capacitación técnica, equipamiento tecnológico, organización, gestión empresarial, conocimiento del mercado, etc; de tal forma que sus operaciones productivas y financieras sean solventes. Es decir, el pequeño productor de hoy necesita cubrir los factores preoperativos básicos para asegurar la rentabilidad de su trabajo; no tanto aspirar al subsidio financiero, que puede ser sólo algo excepcional y focalizado. 

● Claro que —al mismo tiempo— existen también productores extremadamente pobres, asentados en zonas alejadas y deprimidas, con escasos recursos naturales y carentes de preparación, a quienes hay que ayudar a sobrevivir y resurgir gradualmente. 

PROPUESTA 

Entonces, resulta obvio que el Estado debe clasificar a quienes necesitan crédito para producir y a quienes precisan de subsidios temporales para sobrevivir. Aunque el subsidio agrario no es nada fuera de lo común en el mundo, pues todos los países —ricos y pobres— lo aplican por diversas razones, dentro del marco de las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el libre mercado. El asunto es para qué se subsidia, cómo y por cuánto tiempo. En el cuadro adjunto va una propuesta esquemática al respecto, a partir de lo existente. 
  • PROPUESTA DE CRÉDITOS Y SUBSIDIOS EN EL AGRO

    TIPO
    DE
    PRODUCTOR
    CRÉDITO BANCARIO
    (Banco Rural)
    SUBSIDIO EN
    INTANGIBLES
    (Programa de Compensaciones para la Competitividad)
    SUBSIDIO A POBRES PARA SUBSISTENCIA
    (Programa “Juntos” Productivo)
    1) Pobre extremo de zonas andinas y amazónicas, sin capacitación.
    NO, porque  no es sujeto de crédito
    SI, con servicios de capacitación y supervisión para elevar su productividad.
    SI, pero con metas sociales definidas y tendiendo sostenidamente a lo productivo.
    2) Pequeño productor        con tierra y agua, en toda la costa y lugares focalizados de sierra y selva
    SI. Para financiar campañas productivas, con servicios de  capacitación y asistencia técnica, más tasas de interés preferenciales
    SI. Para financiar  capacitación  en organización, gestión e innovaciones tecnológicas, mejora de  competitividad        y  rentabilidad
    NO. Los dos apoyos anteriores son suficientes.


    3) Pequeño productor con aceptables recursos naturales, capacitación y experiencia.
    SI, para campaña anual, y proyectos de       mediano plazo con cambio tecnológico y  tasas de interés preferenciales.
    SI, en gerencia, asistencia técnica temporal, información y formulación de proyectos.
    NO. Los dos servicios anteriores son suficientes.

    4) Otros productores, agroexportadores y agroindustriales.
    SI, pero en condiciones de libre mercado.
    SI, pero sólo en información y búsqueda de nuevos mercados.
    NO, porque no son pobres extremos.

● Administrativamente, la propuesta implica concentrar la acción estatal en tres entidades: 1) Programa “Juntos” Productivo, sumando al “Juntos” vigente los recursos de FONCODES y otros programas destinados al mejoramiento de la producción alimentaria en las áreas deprimidas. 2) Programa de Competitividad, reuniendo los fondos de los programas “AgroRural”, PCC-AgroIdeas, “AgroEmprende”, “Mi Chacra Productiva”, etc, y 3) Banco Rural, juntando en una sola institución los recursos financieros estatales dirigidos al agro no comprendido en extrema pobreza 

● Los dos primeros serían instituciones normativas y de capacitación, apoyo en formulación de planes y proyectos, calificación y aprobación de expedientes, asistencia técnica, supervisión y evaluación de resultados, básicamente. Los mismos, mediante acuerdos, delegarían al Banco Rural o el Agrobanco repotenciado el manejo de los dineros públicos, incluso utilizando las ventanillas del Banco de la Nación y de otras instituciones calificadas. 

● Como complemento también se debería establecer un seguro para el crédito agrario, con el fin de cubrir por lo menos los costos de producción. 

● De esta manera se podría ordenar la acción agrofinanciera del Estado, hoy dispersa, costosa e ineficiente. También ello permitiría conocer en quiénes y para qué se usan los fondos estatales destinados al sector agrario. 

● Lo concreto es que no se puede seguir regalando dinero de todos los peruanos tal como se hace actualmente con el Programa “Juntos”, el Fondo “AgroPerú” (a los algodoneros), el PCC-AgroIdeas y otros engendros ineficientes e insostenibles, que generan más burocracia que beneficios. 

● La escasez de recursos públicos para el financiamiento y los subsidios en el medio rural, nos obliga a buscar simplificación, transparencia y eficiencia en la administración de los mismos. 

● Ésta es una brillante oportunidad para introducir cambios razonables y sostenibles en la materia.

PUNO: TIERRA DE LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS

UN FRACASO MAS ¿IMPORTA O NO IMPORTA? 

Escribe: Juan José Vera del Carpio*

Las reflexiones sobre la región de Puno oscilan por lo general entre dos extremos: el romanticismo de quienes se “duelen” por el drama indígena y lo plasman a través de estudios y diagnósticos sucesivos y los otros, que a manera de pragmáticos depredadores, hacen del cortoplacismo de los negocios o la dirigencia regional un irresponsable ejercicio lucrativo de corto plazo. 

Para los primeros no importan demasiado las soluciones ni los resultados de su siempre respetable opinión, en especial si del mundo académico se trata. Para los segundos las limitaciones éticas, el respeto medio ambiental o el cumplimiento de las leyes del comercio y la convivencia social son válidas, sólo en la medida que no se opongan a que ellos continúen explotando en forma irracional y continua de las ventajas y oportunidades políticas, sociales, económicas o naturales que les ofrece el escenario político o la minería, el comercio, el turismo, etc., de la región de Puno. 

Mientras tanto, quienes pagan las consecuencias son el 70% de la población regional, que continúa arrinconada y marginada, apareciendo en las estadísticas como pobres y pobres extremos. 

Pero también esta situación está provocada e incluso acelerada por algunos desaciertos históricos que no han permitido a Puno salir adelante. Sólo a manera ilustrativa presento muy brevemente alguno de estos hechos, ocurridos en los últimos 50 años y que las califico como las oportunidades perdidas por Puno.
  • La Universidad y la CORPUNO 
A inicios de los años 60 del siglo pasado, Puno salía convaleciente de la ocurrencia de dos períodos de sequía que diezmaron la producción y la vida de la región. Legiones de campesinos deambulando en el altiplano buscando comida o vendiendo a sus famélicos hijos por no poderlos alimentar golpearon el alma nacional, que ya estaba sensibilizada desde décadas atrás por las heroicas insurrecciones campesinas. La respuesta fue la creación de la Corporación de Puno y la apertura de la Universidad, que debían instrumentar el Plan del Sur, elaborado con gran sapiencia y esperanza. En los años 60 se aprendió los primeros pasos de una administración reordenada. Hubo generosos recursos públicos y de la Cooperación Internacional. Se iniciaron importantes obras. Las siete irrigaciones empezaron a dar un nuevo enfoque a la producción regional. Pero las disputas entre juliaqueños y puneños neutralizaron parte de esa voluntad nacional por sacar a la región adelante. Nuestras dirigencias no utilizaron adecuadamente los recursos, que fueron derivados en su mayoría a gastos burocráticos y en el “toma y daca” para ayudar a sobrellevar las disputas internas y fratricidas. Finalmente el golpe militar del 68 cambió el norte de las preocupaciones de la CORPUNO y discontinuó lo avanzado, mientras que la Universidad empezó a venirse a menos, en una masificación retrógrada. Así se perdió, en medio de un gran burocratismo, la primera gran oportunidad para solucionar los problemas regionales. 
  • La reforma agraria y la capitalización regional. 
De la solución integral pasamos a la solución estructural del agro. La reforma Agraria decidió poner fin a 3 siglos de explotación del campesinado. El slogan “la tierra para quien la trabaja” desembocó en la expropiación de cerca de dos millones de hectáreas de propiedad de 1,500 personas naturales o jurídicas, las mismas que pasaron a manos de 30,716 familias campesinas, gran parte de ellas ex trabajadores explotados de las ex haciendas y a una que otra comunidad campesina. Junto con esa dramática decisión política de intervenir en la propiedad rural de Puno, estaba la voluntad de recapitalizar el sector. Es así que se realizó la más grande importación de ganado reproductor, con capacidad de cambiar una buena parte de la faz del altiplano en cinco o diez años. Procedentes de Nueva Zelandia, Australia y Argentina se trajeron y distribuyeron 95 mil ovinos de alto nivel genético, así como 3 mil 500 kilómetros de cercos para un adecuado manejo de canchas de pastoreo, iniciándose la sustitución de la pradera de pastos naturales, por la de pastos cultivados. Cuando apenas terminaba de instalarse esta millonaria y sorprendente recapitalización ganadera se dio por terminado el proyecto al parcelarse las empresas beneficiadas. Una segunda gran oportunidad perdida. 
  • La parcelación de las tierras. 
Un millón de hectáreas que fueron tomadas por la Reforma Agraria se re-adjudicaron a 581 comunidades campesinas. Pero en lugar de preservar el manejo empresarial indispensable para un manejo técnico de esas propiedades capitalizadas, se optó por la parcelación minifundista. En una absurda actitud los nuevos parceleros beneficiaron los animales importados a fin que no les sean cobrados. Un salto hacia atrás. El retroceso le ha costado a Puno una mayor pobreza en sus espacios rurales, la devastación de la riqueza ganadera y en muchos casos el sobrepastoreo y la depredación de los recursos naturales de suelo y agua. Hay quienes sostienen que la parcelación alivió la presión sobre la tierra y neutralizó en su momento a Sendero Luminoso. Bueno eso nunca lo sabremos, es una buena hipótesis, pero sólo eso. En todo caso se destruyó lo existente y no se lo sustituyó por nada que fuese social y económicamente viable y mejor. Así Puno sufrió otro desperdicio histórico y hoy es más pobre que antes. 
  • La informalidad de la minería aurífera. 
Cuando en 1970 Natomas Company, que representaba indirectamente los intereses de la poderosa familia Prado, abandonó los yacimientos auríferos de San Antonio de Poto se habló con esperanza que el oro financiaría el desarrollo regional de Puno, en especial el de la agricultura. Durante años se trabajó para preservar los yacimientos de San Antonio de Poto y Ananea para ser explotados por una empresa regional. Las maniobras especulativas en Lima pudieron más. Nada se avanzó y de un momento a otro se entregó Anccocala primero y después La Rinconada y todo el potencial minero ubicado en esa zona a especuladores mineros, quienes más tarde han parcelado los yacimientos y hoy cobijan a no menos de 20 mil personas que explotan de la manera más irresponsable y contaminadora esos yacimientos, en medio de un ambiente de abuso a niños y mujeres menesterosos. Y todo ello sin pagar ningún impuesto. Extraen la riqueza regional y la llevan fuera de la región, invirtiendo en cualquier lugar, menos en Puno. La gran esperanza financiera regional nuevamente se hizo trizas. Esa minería informal expresa una nueva oportunidad que se pierde y que además hoy nos ofende contaminando la cuenca del Ramis y arriesga el propio Lago Titicaca. 

Pero también y en esta misma línea de desperdicio económico se encuentra la presencia del contrabando, la falsificación de productos y otras modalidades de informalidad, que si bien por un lado generan puestos de trabajo, por otro acumulan problemas sociales, de infraestructura y otros, sin aportar recursos públicos para darles solución. Es así que se desvaneció otra esperanza de autofinanciar el desarrollo regional.

LA OPORTUNIDAD PERDIDA EN EL SIGLO XXI

El país viene creciendo sostenidamente desde hace cerca de dos décadas. Cada vez con más fuerza. Hemos alcanzado una tasa de crecimiento en el 2007 de 10% año, impulsados básicamente por la venta de minerales que subieron de precio en 200% con relación a la última década del siglo pasado. Al Perú en conjunto le está yendo bien. Es la época de bonanza, un período de “vacas gordas”. 

Sin embargo, como todo ciclo económico, aparentemente vamos llegando a su final. El comercio internacional ha empezado a retraerse. Los más optimistas creen que el país éste año alcanzará a las justas un crecimiento del 6%y que los próximos años no se lograrán los records de los últimos diez. La globalización nos pasa la factura de la caída de las grandes economías del mundo, al mismo tiempo que nosotros mismos nos estamos empezando a enredar. Es problemático que en el corto plazo el Perú mantenga su ciclo expansivo. 

Y en todo este crecimiento ¿qué pasó con Puno?. Nuevamente la historia se nos pasó. Nunca como en los últimos diez años se dispuso de más de dos mil millones de soles para inversiones y proyectos administrados por los niveles regionales y locales (sin considerar la carretera con Brasil, ni otras obras manejadas por el nivel central). 

En efecto. Sólo por el Canon minero se recibió poco mas de 1,100 millones de soles y por transferencias del Tesoro Público y canon energético otros 900 millones. Obviamente esto no considera el gasto corriente, que sumó algo más de ocho mil millones de soles (pago de planillas, bienes y servicios de todos los sectores, sin considerar Universidad, Poder Judicial y Fuerzas Armadas y algunos proyectos como el PELT) 

Es decir, mientras el resto del país aprovechaba del crecimiento e invirtió en proyectos de todo tipo, sustentados en la minería, el gas, la agroindustria, el turismo, etc. Puno no lo hizo y se volvió a quedar atrás. No hay un solo proyecto trascendente que se haya ejecutado con el canon minero en los últimos diez años. Nada que mostrar como una obra digna que saque de la pobreza a los 800 mil campesinos que la sufren. 

El tiempo sobrará para buscar culpables. El hecho real es que todos pusimos algo de nuestra parte para este fracaso. Unos con nuestro silencio. Otros con una pésima actuación como líderes regionales o locales. Otros confundiendo las llaves del progreso y oponiéndose a todo e intentando generar caos y violencia. 

Estamos ya en la segunda década del siglo XXI y no tenemos perspectivas. Nuestro proyecto estrella de sustitución de pasturas y el mejoramiento de la ganadería regional no da fuego. Pero en cambio, contradictoriamente, pedimos prohibir la producción minera y que nuestro potencial energético siga durmiendo el injusto sueño de ser una promesa. 

Recordemos solamente que en energía tenemos aprobados cinco proyectos hidroeléctricos en marcha que en conjunto nos daría 1 megavatio y que dejaría regalías anuales cercanas a los 100 millones (Proyecto Sandia Hydro, San Gabán I,III y IVa y IVb). Igualmente luchamos tenazmente para clausurar el Proyecto Inambari, con argumentos más políticos que técnicos, acompañados de reticencias a negociar una explotación respetuosa del medio ambiente y mejores condiciones económicas para la región, asuntos que son totalmente viables y necesarios. Y de minería no se diga, pues hay quienes buscan su prohibición. Lo peor es que mientras discutimos sobre estos temas, el 70% de puneños continúa en la pobreza. 

En fin, la primera década del siglo XXI pasará a la historia como otro período de desperdicio regional. Pero ¿un fracaso más qué importa? No, sí importa. Algo se tiene que hacer para revertir esta situación. Estamos a tiempo. Cada quien desde su ubicación puede y debe impulsar la búsqueda de una salida de consenso. Las futuras generaciones nos lo van a reconocer…o reclamar. 

Lima agosto de 2011

*Director Ejecutivo de la Asociación Kausa
juan-jose-vera.blogspot.com

NOTA: Artículo publicado en el Diario Los Andes el 14 – 08 - 2011

lunes, 15 de agosto de 2011

POBREZA Y MINERIA EN PUNO

Sigue en pie la pregunta ¿cuáles son los principales problemas de la región  Puno? La respuesta siempre ha estado intencionada por la ideología o la especialidad profesional de los preguntados. Personalmente, tomando como insumos esas valiosas opiniones concluyo que no habrá mejor horizonte para el millón doscientos mil puneños, sino se resuelven los flagelos de:
  1. La pobreza
  2. Falta de empleo
  3. La limitada producción de alimentos y
  4. La superación de los pasivos medioambientales.
Por lo mismo, creo que todo lo que se haga en la región y que no apunte con eficiencia a superar estas limitaciones, las penurias de cientos de miles de puneños, especialmente campesinos continuará lastimosa e inexorablemente. Los temas son interdependientes, sin embargo hay que establecer una prelación. En tal sentido, lo primero que debemos resolver es tema de la pobreza.

En esta línea de argumentación preguntemos ¿es posible que Puno deje de ser pobre? Yo sostengo que sí. Que Puno tiene el suficiente potencial de  riquezas humanas, sociales y naturales  que largamente pueden permitir que, sobre todo el campesinado, salga del estado de postración en que se encuentra.

También considero que las principales causas de la pobreza se encuentran en:
  1. La inhumana explotación sufrida en las últimas centurias por el campesinado de origen quechua aymara en el altiplano y de otras etnias menores en el espacio de trópico húmedo de Sandia y Carabaya.
  2. Por la depredación del espacio andino de la altipampa, cuyo bosque fue arrasado, ocasionando el endurecimiento del clima y la sustitución de su fauna nativa de camélidos sudamericanos.
  3. Por la deficiente administración de los recursos de que dispone Puno, por parte de sus élites dirigentes. Destaco la responsabilidad, sin excepciones, a quienes en los últimos  50 años han sido autoridades regionales, en especial a los que han hecho prevalecer sus apetitos e intereses políticos, ideológicos, partidarios o de grupo, por encima del interés general, sea desde el puesto político, la conducción administrativa, la cátedra universitaria, el liderazgo gremial o barrial y a quienes hablando “a nombre del pueblo” han planteado escenarios que han acelerado el empobrecimiento de la población regional.
Para empezar a desenredar la maraña de tragedias que nos llevan al punto en que nos encontramos sugiero abordar y superar el primer punto. Es decir atender la superación de la pobreza pero no con el afán de hacer diagnósticos o encontrar culpables y abundar en disquisiciones socio económicas, ideológicas o políticas, sino con el sano afán de encontrar soluciones.

Empecemos señalando que la situación de pobreza incluye:
  1. Limitaciones en el nivel educativo, que impide que las personas se incorporen más fácilmente a la modernidad y productividad. Sin embargo, paralelamente, hay un bagaje cultural autóctono, vital, que devienen del ancestral acervo quechua aymara.
  2. Deteriorada salud del 70% de la población que estadísticamente ha sido identificada como pobre, generalmente a consecuencia de ausencia de medidas preventivas y un pésimo sistema asistencial.
  3. Problemas nutricionales, en especial en la primera infancia y adolescencia
  4. Descapitalización, a consecuencia de la fuga histórica del ahorro regional hacia ciudades de la costa o Lima. Asimismo baja productividad de las actividades agropecuarias y productivas, con excepción de algunas explotaciones mineras, de transporte e hidroeléctricas.
  5. Problemas de gobernabilidad social y política, que impiden una articulación de soluciones.
En una primera etapa, la atención de los tres primeros puntos deben ser afrontados por transferencias del gobierno central, considerando que la economía fiscal de la región no da para atender la demanda de un sistema de educación, salud y nutrición renovado. Tan es así que a la fecha, de cada sol que el Estado gasta en Puno (sin considerar Poder Judicial, Fuerzas Armadas y Universidad) sólo se financia con impuestos poco menos de 30 centavos. Es decir el resto del país subsidia el gasto público de Puno en un 70%.

La educación, salud y nutrición es el espacio social más urgente. Pero eso no soluciona la pobreza, apenas mejora la calidad de vida de los pobres y prepara las condiciones para salir de su estado de postración.

La producción, es decir la creación de riqueza es lo que realmente soluciona la pobreza. Ahora bien, nosotros contamos con recursos humanos y naturales para trabajar. Lo que no tenemos es capital y tecnología y este factor nadie lo va a dar gratis. 

Por lo tanto el asunto está en cómo negociar el ingreso de capitales. La ausencia de imaginación para establecer las condiciones regionales de negociación no debe llevarnos a decir que no se va explotar tal o cual recurso (energía, minas, turismo, pesca, etc.), salvo que sea una estrategia momentánea, mientras se diseña un esquema o estrategia de negociación.

Este es el caso de la minería y también del proyecto hidroenergético del Inambari. Creo que no le conviene a Puno decir permanentemente no a las inversiones. Obviamente tampoco estoy de acuerdo a implementar los proyectos tal cómo se quieren hacer. De ninguna manera. En todo caso planteo resumidamente mi propuesta.
  1. El nivel central del Estado y los inversionistas deben considerar que tan importante como la inversión productiva es la inversión regional y social. Por lo tanto el financiamiento inicial de los proyectos debe incluir la capitalización de un conjunto de proyectos que avancen en la generación de producción regional, incremente la productividad y mejoren las condiciones de vida regionales. Es decir la región debe beneficiarse y capitalizarse desde un inicio y no esperar el canon que se calcula a partir de la renta generada.
  2. Por ejemplo, toda nueva inversión minera e hidroenergética que se haga en Puno, debe incluir, en su inversión inicial, recursos para capitalizar un “Fondo de Inversión Regional”, mediante el cual se debe dar vialidad a los siguientes proyectos:
  • No menos de 150 mil hectáreas de pasto cultivado e infraestructura para el manejo integrado de cuencas
  • Importación de otras regiones o países de animales para potenciar la ganadería a partir de esos pastos.
  • Creación, en esas nuevas pasturas, de empresas rentables, de propiedad de campesinos y cuyo modelo organizativo y de administración debe ser escogido por ellos mismos.
  • Proyectos tecnológicos agropecuarios en el área que circunda el Lago Titicaca.
  • Programas de potenciación de los cultivos de Café, Cacao y cítricos.
  • Reordenamiento de la minería informal y contaminante.
  • Programa vial (carreteras, puertos ribereños, etc.)
  • Otros proyectos productivos rentables (turismo, pesca, etc.)
Considero que un monto de no menor a mil 500 millones de dólares será necesario para acometer estos proyectos (ver mi libro “Puno entre la pobreza y el desarrollo”) 

¿Cómo se pagarán estos mil millones de dólares, que ingresarían juntamente con el inicio de la inversión productiva de esos proyectos?. Esta deuda será responsabilidad del gobierno central, que se haría cargo del canon, a fin de pagar con ello la deuda. Ese será su problema. 

Bueno, podríamos seguir con el tema. La extensión no me lo permite. Sólo intento provocar una discusión. Quien tenga una solución mejor que la diga, pero no se puede seguir con la política de decir No a todo lo que sea producción e inversión, pues esa opción no crea riqueza, sino genera más pobreza. Bien, si se me permite, más adelante abordaré los otros temas, no sin antes formular una pregunta a Ollanta y Keiko ¿prohibirían ustedes la minería en Puno? ¿Cuál es la solución al problema integral de Puno?